lunes, 15 de noviembre de 2010

LA MISA DEL DOMINGO


Empieza la ceremonia de los vestidos caros, de los mártires de zapatos bien lustrados, de los fraticidas con la piedra escondida en la espalda que se arrepienten con banal asfixia, de los pecadores del sudor, y de las monjas y las putas que no escondieron su
Pasado. Ya estamos todos, listos para que se abra el telón de la misericordia y la falacia, y entre el sacerdote con los hilos de marioneta invisibles, y la daga de alfarero en la sotana. Busco alrededor  de las paredes; manantiales, ministros, alacranes, hojas de diarios íntimos, sonrisas de cualquier bufón extraviado, nudistas que ya no buscan su oleaje amargo en cualquier marea, estampillas, limosneros con oro en los bolsillos, lámparas, strip-tease de santidad que no delaten mi ausencia, y sin embargo encuentro multitudes de larvas y vampiros con insomnio en las voces y ese letargo inusual en los ojos, que me hace volver la vista hacia las iglesia y los circos, esos lugares apocalípticos para descansar después de una semana de escandalosas orgías y refinados fuegos.
Sigue entrando la gente escondida de brazos, las señoras con sus copetes de arrepentimiento, y sus collares de lujuria.
Entran a esta selva de imágenes y estatuas que no escuchan una puta plegaria,
A esta jungla de cristales sudorosos, con forma de espíritu y de agua.
Buitres listos para el incesto, lamiendo la infamia con amable ferocidad
Hienas con mandíbulas precoces para la muerte y la usura, escorpiones con su afilado aguijón para mantener viva la felicidad por el alba, y todos nos abrazamos como puercoespines por la dicha del vino, mientras yo lloro de alegria por estar bañado por la luz de la creciente tiniebla, y heme aquí gozoso y nuevamente santo.
Hemos dado un nombre a todos nuestros miedos; dios, y vivimos aterrados a los jolgorios del mañana con evangelios misteriosos y divinidades genocidas que terminaron por usar marcaras y rehusar las comunidades de gente y esconderse en las madréporas y en los túneles de paja-ros y lo demás vuelve a ser frió y plegaria.
Yo por mi parte me confesare un poco y dejare mis pecados al cuidado de otro, (ese otro que también me habita y que también me ama, como dijo jotico recitando a DJ)
Ese otro, ese ser que esta para autorizado (no se por quien, pero esta autorizado bajo la negra sotana)  para justificar nuestras culpas.
La vieja muge por su mal cometido, pero saldrá absuelta por sus 20 centavos de limosna, mientras afuera del castillo y sobre la bruma un niño se quedo con la mano extendida, con la cara oscurecida de hambre, y el corazón en la garganta.
Mariana llora por el despertar de su cuerpo, por la odisea de unos dedos como esfinges hacia la cima de sus miserias, llora por un vago susurro, llora por su sexo, por ahora la minifalda y el brasier serán para la noche. Cabaret de polvo, libélulas nadando en su firme ombligo, sueño entreabierto hacia el fantasma del retorno. La hoguera del sudor olvida y reclama nuestros nombres.
Mientras el cura abre su hocico para el vino sagrado con ávida devoción, se abren las puertas en una franja de humus, y en un rodar de suplicio aparecen unos tacos que desbordan ese deseo generoso de ver un buen culo, pero estoy en misa y tengo que cuidar mis palabras por poéticas que sean.
Se termina el teatro y luego de la estocada final el alma empieza a desbordarse.  
Salimos los leprosos castrados de pecado, para seguir matando, para volver a la jauría

Nota: no puedo seguir escribiendo mas la diosa del sueño empieza a domar mis parpados de jaguar asesino, mañana temprano deberé estar en misa,Yo soy el puto sacerdote.

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