lunes, 15 de noviembre de 2010

RESURRECCIÓN


Ave ensangrentada de oro
Aliento perdido en ceniza
La noche de los símbolos
Que socavó el fuego.
Las alas rodaron al linaje 
Del barro, hay semillas
En el infecundo follaje
De la carne.

Se elevo el Fénix
Por el mar de nubes 
Derruido cazador
De quintaesencia
El plumaje iluminado
De infierno
Resucita del diente
Roció de las llamas 
La amplitud perpetua de luz.
               

PRESAGIO DE LUZ


La alquimia del rostro esculpido en ceniza 
Se deshace en el arpa de las voces muertas
El aire menguaba su peso de espuma
En la oscura ceguera del primer astro.
Entonces me vi, vestido de ángel
Con garras de cuervo y rostro de acero.
Suplicio de luz, veneno de Áspides
En el corazón arcano del incendio.
La carcajada cruel de Nerval roza mis alas
De alabanza en el callejón exornado de cruces.

Sentaré a la muerte en mis muslos tibios
Para amarla.

SARA YA NO QUIERE HACER EL AMOR CONMIGO


No es tu sexo lo que en tu sexo busco,
 Sino ensuciar tu alma, Desflorar
Con todo el barro de la vida lo
Que aun no ha vivido.
Leopoldo Maria Panero
Navegar de mi látigo inerme en la catedral incierta de tu carne.
Solemne, carne sonámbula gimiendo en las corporales sombras
Escalofrió del látigo trepando por tus senos góticos
Donde extiende su tenaz poderío, y su absurdo imperio
Ese látigo, su furor incansable
Pongo hoy en tus manos y celebro sus llagas
Que galope la esperma hacia el placer de su dicha por tus ojos imposibles. 
Se formaba un lago de sudor en la tierra desierta de tu vientre 
Con los muslos vagos y las piernas abiertas en posición de oración
Como una catedral erótica en ceniza.
Invade mi alma tu aliento consagrado de espuma
Y fluye en mi erección tú beso sediento de piedra
Aunque la gélida lengua escarbe entre mis ruinas
Todavía conservo el vello de la entrepierna,
Aun fresco, talvez dormido en los nudillos,
Para anudar las muñecas con el cordel del semen seco,
Ante la virgen que los dos tenemos crucificada en el pecho
No había nadie en aquella habitación 
Nadie habitaba el mundo
Resbala el diente y abre la lapida del pecho
No tengas compasión de la herida
Juguemos a los trenzados órganos gimiendo en disonancia  
Abre el paladar reviviendo el goce
Crucifixión, saliva, pezón extinto y sexo ardiente
Abraza el éter del infierno con la cima de los dedos  
Que me acaricie la muerte mientras copulo con tu sombra
Ah mi falo, mi látigo inerme y su oración de fuego y esperma
Mitología  de elefante, succión de fluido y erección perdida
Empiezan las ruinas y el grito, las hordas.
Y atraviesa el semen la efigie para ser herido por tus labios             
Camino de garzas, húmedo pelo, sexo aniquilado, pezones púrpura
Exceso misterioso, muslos que se agitan, se agitan y se mueven
y se mueven buscando el filo de la espada, esa espada de carne
y secreción y fluido, que atraviesa la propia alma condenándose ella misma.
El influjo de los cuerpos, los senos locos, las caricias que nunca llegan,
La búsqueda del sexo, las erecciones,
El dolor el llanto la excitación, dame más, penétrame todavía tengo espacio
La ceremonia de nuestros ojos, el canibalismo,
Una tirada de dados no abolirá el azar, las bragas,
Los sexos se dispersan, prohibida la penumbra mientras
Los lobos nos acechan, carne, quejido horizontal, brutal espalda de gusano,
Piernas sin oficio, manos que son de hueso, paladar de semen.
EYACULACION

NARCISO ACUDE DICHOSO A SU ENTIERRO


Solo quiero por riqueza la belleza sin rival.
Espronceda


Los ancestros del polen, las arcadas manos del dios
Desnudaron el rostro letal del arcángel sin término.
Que espejo, que lago o fluido como crisol sostiene,
Los negros estandartes de divinidad perdida.
La belleza es mi dios, la efigie de la falsa idolatría
Con ella y en ella termina mi calvario, oh vástago
Escabel corroído donde las facciones condenan su manto
Quien pudiera enterrar la vanidad en ábsides de herrumbre
En templos o castillos donde el onix sobre negro empieza.
El bálsamo del ébano ante mi labio su corteza evoca
El sagrado aroma del incienso, el olor asfixiante de la muerte.
Hermoso ángel postrado ante el ojo humano, oh dicha
En mi rostro veo la alquimia del encanto, el sortilegio de los dones  
Necedad de la vejez por construir su enjambre en los surcos
Primarios, en los comunes miembros, en mis azules ojos devorados.
Se que me buscas Eco. Deja a los gusanos cariar tus dientes.
Yo soy la  quintaesencia, 
La podredumbre de ajenas manos me ha enfermado,
Aborrezco todo tipo de contacto, palidece mi máscara
Flébil sudor que mi frente empaña, fiebre oscurecida y reencarnada
El antifaz de lepra sigue mis huellas en el intacto bosque de espejos. 


ÉXODO DE ARENA


Siempre regreso a la misma orilla
donde el mar cesa su majestad de fuego
labriego perdido, labrador de ausencia
soy solo arena, cualquier oleaje me destruye
me deja sin escamas, cualquier viento…
el recorrido de tu cuerpo,
fanal inquisidor de mi navío
soy solo arena, los espasmos de sal
el mar derruido de furia
todo lastima mi fútil geometría
que queda de las huellas en mi tacto,
gaviota de luz sin recorrido aéreo
soy solo arena esparcida en los desiertos
en la orilla de la espada, en la boca del fagot
tus pies descalzos en mi superficie antigua
el roce ultimo de tus manos rompiendo el
horizonte arado de mis labios sin forma
soy solo arena  incontable en tu desierto
en tus abismos de sed, en tu mar de saliva
siempre regreso a la misma orilla
a morir en la diagonal esfera de sequía
o en el sueño oculto de la lluvia
recorrí los siglos del barro, para ver
la arquitectura de tu enjambre
de tus ojos líquidos de estatua,
son arena; mis venas, mi cuerpo
mi sangre, mis huesos.
soy solo arena envuelta en el sudario de la luna
sin soles en las manos, ni rostros de espinas
el viento me esparce, me deshace
me hace emprender un ignorado viaje
sin rumbo de invierno ni brújula de vidrio a la deriva
cubro el pelambre de los lobos bajo el alba,
soy la niebla de polvo en las batallas
abrigo a los muertos en sus tumbas terrenales
soy alimento para los gusanos de la culpa
custodio al cadáver y me profano de sangre
seré tu lecho de muerte, y beberé tus labios,
y entonces serás ceniza, serás arena infinita
esparcida en los desiertos,
en la orilla de la espada, en la boca del fagot.
cualquier oleaje te destruirá
te dejara sin escamas, cualquier viento…
serás solo arena, los espasmos de sal
el mar derruido de furia
todo lastimara tu fútil geometría
cuervo de la noche en recorrido aéreo
serás la superficie de unos pies descalzos
y el roce ultimo de algunas manos romperán el
horizonte arado de tus labios sin forma
en los abismos de sed, en el mar de saliva
regresaras siempre a la misma orilla
y el viento de la noche te esparcirá
por el alba y el poniente para morir bajo el diluvio
en la diagonal esfera de sequía
o en el sueño oculto de la lluvia
recorrerás los siglos del barro
serás solo arena envuelta en el sudario de la luna
sin soles en las manos, ni rostros de espinas
cubrirás  el pelambre de los lobos bajo el alba
serás la niebla de polvo en las batallas
abrigaras a los muertos en sus tumbas terrenales
serás alimento para los gusanos de la culpa
custodiaras al cadáver y te profanaras de sangre
serás mi lecho de muerte, y beberás mis labios,
y entonces, y al final, seremos solo arena,
arena indescifrable, arena muerta. 
Juntos los dos, sin tacto, sin profundidades.



LA SOMBRA DE DIOS


Donde ululan las tumbas
el esqueleto busca su liturgia
no habrá nunca tantas cicatrices
en las cenizas de los puños
para romper los muros y cadenas que me cercan.
lengua atormentada de orgías de sal
sacrilegios con incienso de nombres
nombres que mugen pálidos de sangre
En la hora de los siglos y de esquirlas

Desnudo, cuerpo de saliva negra y blanda arena
Crucificado por la fatídica furia de tu inminente sortilegio 
Oh alma de formas y de espinas
Prestidigitador de las aguas más inermes,
dadme tu mano y escupiré en las llagas
que la traición morderá su dicha
he negado la falacia de tu mito
mientras la erección de mi desdicha
reza en tus lúgubres prostíbulos-templos
de tu oscuro imperio.
Me miro en el espejo y veo la locura
Quien dijo que el delirio es el calvario
Es el placer de una ausencia de conciencia.
Talvez el cuervo me señale con sus garras de ángel en la víspera del caos.
No pondré empeño en la huida, dejare que mis alas formen la cruz de la derrota,
y la venganza será mi deleite, mi promesa fiel de destrucción. 

* Termínenos con el juicio de dios;
Colocando todo en un orden casi fulminante:

Ha llegado el despertar de las almas más sórdidas, tempestades de estirpes y de juicios que han dejado su seña de putrefacción en la tragedia humana.
Dios es un dictador y un opio que enmudece nuestros labios, los labios de la muerte.
El azar ha volcado su impune juego de ases sobre las mascaras con estigmas de rostros,
Muerdo la longevidad de oraciones, tan banales, casi envenenadas, que las manos del grito buscan el cáliz de la fe perdida, de la imposible fe.
Se habla de justicia divina, no creo que exista nada parecido, yo solo creo en la furia del hombre, en las llagas de la carne, y la miseria de castillos, el hombre es el lobo del hombre, hay que devorarnos, dejar las vísceras, abrir las cajas toráxicos, degollar los sexos, lamer la carne y los cerebros, desenterrar los ojos de los terrenos baldíos, y abrir las tumbas y profanar cada iglesia y cada virgen (poniendo un empeño casi religiosa en cada parte de su cuerpo), sin culpa y sin el mínimo remordimiento, la moral es la debilidad del cerebro, 
Que no nos engañen con infiernos para que la culpa goce su remordimiento,
Y que el chantaje no caiga en paraísos ni cielos absurdos.
Sembremos repulsión por la sotana, por los curas y las piedras nefastas
En lo único que creo es en la erección,  mi iglesia es lo bastardo
Ha llegado el tiempo de abrazar la Apostasía, ha llegado el tiempo de que dios llora en el infierno.
Un grito para recoger todo esto y una lengua para ahorcarme.


AUTOBIOGRAFIA


Empieza la locura;
Amante del insomnio y maestro del monosílabo; si no ya.
Le gusta leer a Rimbaud adentro del ropero de alguna mujer casada
Y salir improvisando el mejor baile de excusas fabricadas.
Rehusó sus nombres para hacerse llamar en comodidad de los espantapájaros: Calih.
Militante de la poesía de bolsillo.
Guitarrista de jazz en las mañanas y vampiro cariado por las noches.
Cansado de sus múltiples personalidades que le nacen por las noches;
La de poeta alcohólico y de chaqueta, la de músico misántropo en el gallinero, y la de- esta es su preferida- actor porno con muñecas inflables.
Cansado sobretodo, de estar tanto tiempo consigo mismo.
En estas condiciones, creo sinceramente que lo mejor es tomarse una capa de gasolina y encender, con toda tranquilidad, un cigarrillo.